domingo, 5 de febrero de 2012

Expos en Tribeca; cocktails en Meat-packing...

Desde que me he mudado a NY mucha gente me pregunta si me siento como en Sex & the City...

Y la respuesta es: a veces.
(El resto de veces me siento como una fregona -despeinada y mojada porqué llueve y hace viento.)

Pero sí, hay veces que tengo flashes. Además, yo sí puedo entrar en Soho House. Que es ese club al que Samantha se cuela y del que las echan... ¿Os acordáis? Pues ahí voy yo a cerrar contratos -¡y sin saberlo!

La verdad es que creo que Sexo en Nueva York ha afectado a la psique femenina de medio mundo, pero más concretamente a las residentes en la Gran Manzana.

 Reconozco que flipo con la obsesión de las NY por el "dating".

En Suecia vivía en el mundo de las parejas estables, de las familias, de la estabilidad emocional (falsa, pero buscada sin cesar). Y, sin quererlo, pero sí bebiéndolo, he ido a aterrizar en su némesis.

Vas a una expo en Tribeca y tú crees que vas a ver muebles chulos, pero NO. Ilusa de mí.
Lo que en realidad presencié, fue un espectáculo de auto-promoción al más estilo pavo real en primavera: cruces de miradas, flirteo de baja intensidad, agendas que se rellenaban con excusas banales...

Eso sí, gracias a Carrie sabía que si quería comprar un mueble, tenía que pedir el "descuento para diseñadores".

Fue muy interesante, de asistir.



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