martes, 15 de enero de 2013

Cosas que adoro de EEUU

Aunque en Nueva York no me paso el día refunfuñando a lo reno sueco, hay muchas cosas que critico: que si el control de armas, que si la superficialidad, que si el egoísmo, que si los intermediarios, que si las ratas del metro, que si la falta de sanidad pública...

Pero hay otras mil cosas que hacen de USA un lugar maravilloso.

 1) La atención al cliente. 

Y no hablo de los camareros "busca-tip", ni de las dependientas pesadas. No.

Hablo de mandar un email de queja y que te respondan a los dos minutos. O que un vuelo se retrase y te den 1000 puntos para un viaje a Hawai. O que hay un mini problema en una habitación de hotel e inmediatamente te muevan a la suite presidencial.

- Y en especial: Las 24h de cambios gratis en billetes de avión. 
Para alguien capaz de comprar un Barcelona-Madrid cuando en realidad quería un Madrid-Barcelona, esta opción, me hubiera ahorrado mucho dinero y estrés post-compra.

El cliente manda en USA.

2) Si quieres hablar, seguro que algún desconocido te da palique.
No he conocido raza igual. Son los reyes de la conversación insustancial. En aviones, en el metro, en la consulta del médico. Seguro que te encuentras a alguien a quien contar la vida y que te contará la suya.


Se conocieron en el metro y su amor común por el Monstruo de las galletas, les convirtió en dúo de éxito.

3) Meritocracia.
En USA se reconice el talento. Ascender por méritos es más verdad aquí que en cualquier otro lugar del mundo.


4) El voluntariado.
Desde que vivo en EEUU lo veo como algo menos desinteresado -ya que todo americano nace con el sentido de win-win. Sí que creo que es algo muy exportable y envidiable, como la gente hace suya una causa y lucha por ella. Aunque sea para desgravar impuestos.
 

5) La racionalidad en la construcción nacional.
Las calles están indexadas por puntos cardinales. Y en Manhattan, para hacerlo aún más fácil, ordenados numéricamente.

La numeración de las autopistas interestatales de este a oeste son pares. Las de norte a sur son impares. Hay estaciones exprés en el metro, porque no hace falta pararse siempre en todas las paradas, sólo en las más transitadas.

Ah, y las rebajas son antes de Navidad. ¡Y no después de Reyes!

Todo individuo tiene derecho a defender su casa, su familia y su persona, ergo, todo individuo tiene derecho a tener un arma -durante la conquista del Oeste. Esa es la parte que aún no han entendido. Para mi la segunda enmienda estaba circunscrita a una época y a sus particularidades, pero los republicanos don't agree with me.

Actualmente, la gastada por el uso segunda enmienda sirve para dar licencias de armas a qualquiera. Desde cazadores amateurs que controlen el crecimiento desaforado de infantes en escuelas/instituto/ universidades hasta quinceañeras con crisis de ansiedad. (Esto no es que me guste, pero tenía que ponerlo.)

 
6) Decorar la casa por fuera.
Ya sé que por mis lares de origen también se estila cada vez más, pero no deja de ser in invento yanqui.
Navidad es el momento ideal para coger el coche y conducir por los barrios residenciales de Nueva York o Chicago. Y así poder disfrutar de la decoración externa de patios delanteros; de la iluminación artística de casas y edificios y morir de ataque esquizofrénico al mirar miles de renos y/o angelitos hechos con LEDs parpadeantes de luces de colores.


7) La multiculturidad

Let's be friends, pal!
Como hija de una tierra con poca inmigración, me sigue pareciendo fascinante convivir con religiones y culturas muy lejanas a la propia.
Si bien creo que es una chorrada decir "Happy Holiday Season" en lugar de "Merry Christmas", sí me hace mucha gracia estar rodeada de gente con la que no tengo nada en común.

Justo un pelín antes de Navidad surgieron miles de menoras judías por bares, lobbys de hotel, tiendas, etc. Allí donde miraras reposaba un candelabro de cinco brazos encendiéndose paulatinamente con el pasar de los días del calendario judío. 

Este año pongo una mezuzah en mi puerta. ¡Que se note que me llamo Esther!


8) Los speakeasies


Quesque ce?  

Pues es el nombre que recibían los bares clandestinos durante la Ley Seca. La regulación de espirituosos americana aún bebe -nunca mejor dicho- de aquella época oscura en los 20. 

La única reminiscencia exquisita de la susodicha ley, son los bares secretos escondidos a los que entrar con santo y seña.

Mis favoritos de Nueva York: Angel's share; Hotel Delmano y Backroom.





9) Los parques
Y no hablo de mi adorado vecino, Central Park, hablo de los parques. Pequeños, grandes y gigantes. 

Desde los Parques Nacionales de los que tanto disfruta adoctrinar Jed Barlet en El Ala Oeste, pasando por los parques de barrios marginales como Bushwich (Brooklyn, Nueva York). En este último, por ejemplo, desde que limpiaron y volvieron a cuidar el parque `María Hernández´ de la zona la delincuencia ha bajado en picado y el barrio se ha revalorizado.



Mires donde mires hay zonas verdes, más o menos arregladas, más o menos exuberantes, pero omnipresentes en un país hecho a base de alquitrán y formigón.


10) La discriminación positiva
Sí, aún sabiendo que es contradictorio con el punto tres de mi lista.

Abrazo la idea de hacer posible que gente menos cualificada, y hasta menos brillante, pueda acceder a puestos de trabajo o universidades que antes les eran inalcanzables. Aunque sea por el simple hecho de ser de una raza menos representada -veáse, guetizada- en la sociedad americana. 

Toda sociedad es esclava de su pasado. Y en este caso, está bien que al menos sean conscientes de ello.  

En España justo ahora han pedido perdón a los judíos por expulsarlos en 1492. ¿Cómo resarcirse de esta ignominia de la historia? Pues dando la nacionalidad española a cualquier judío que demuestre su origen sefardí.

Estoy casi segura que fue una promesa de Espe a Adelson. Pero sólo si se decidía por Madrid, en vez de la odiada Barcelona, como paraje para construir su Eurovegas.

Ironías de la historia, ahora en la España pepera, apostólico-romana y anti-masónica hay un grupo de presión sionista.

En EEUU hace tiempo que les conocen, y les dejan hacer.

lunes, 14 de enero de 2013

Candy Sandy


Sandy llevó varias cosas a mi vida. 

La más significativa: un amor total por mi piso.

Las otras fueron, ver de cerca la solidaridad y la creatividad de los novayorqueses. La gente abrió sus casas a los "sin luz" y se organizaron "batidas" para sacar a abuelas rusas de sus apartamentos medio inundados en Staten Island.
Y ver como me llamó TODO el mundo -y sentirme acompañada en la distancia.



De esos días recuerdo el color gris del cielo, el frío aceroso, pero en especial, el silencio.



El hecho que en mi psio hubiera luz, no se notara al mirar por la ventana el paso del huracán y que todo funcionara exactamente igual que antes, añadía surrealismo al asunto.

Fue una semana rara. Vi a pocos de mis amigos habituales y hablé con todo de gente con la que hacía años que no parlamentaba.

Emails, llamadas, millones de whatsapps: "Sí, estoy bien, estamos bien." "No, no se notan nada los efectos en donde yo vivo."

Mi email favorito lo mandó mi padre al día siguiente del paso de la super tormenta. Se titulaba "Digues alguna cosa (si pots)". 

Y continuaba:

"Esther,
No sabem si tens electricitat i, doncs, si veuràs el missatge.
Si fos que sí, digues sintèticament com estàs, si tens llum i menjar i el que et sembli. Tothom pregunta per tu.
Petons.
Papa"

Me hizo mucha gracia porque a la hora en la que me lo mandó, ya había hablado con mi madre por Skype. Había mantenido una conversación de una hora vía whatsapp con mi hermana y hasta había hablado por teléfono con mi abuela. Todos sabían que seguía viva y sin humedades.



Pero pobre Papa estaba trabajando y no se había enterado. Por ello, que quisiera que aunque fuera sintéticamente, describiera mi situación.  

Un pequeño New Yorker sobrellevando la falta de luz cerca de Washington Square.
 
Sandy dejó un rastro de líquido en mi vida. Pero no de H20, precisamente. 

Todo se paró, nadie contestaba a los emails, no podía ir a trabajar... Así que salimos para celebrar que habíamos vivido el fin del mundo. Y seguíamos teniendo electricidad.



Cost of the hurricane: $200 in taxis, 3 bottles of my finest wines, lots of whiskey on-the-rocks, the biggest hamburger ever and... a platonic love.

PD: las fotos son gentileza de BMC, que tuvo la desgracia de vivir el huracán a mi lado.


New Year resolutions.

Cada año cuando alguien pregunta sobre mis propósitos de año nuevo, declaro que yo no hago esta cosa tan “mainstream”. 

Pero eso era cuando podía decir con orgullo que era una europea culta, y no una habitante de Harlem pobre como una RRRatita.

Así que voy a hacer como cualquier Keisha/Trisha/Shinnny del barrio y voy a intentar poner en negro sobre blanco mis propósitos.
Os advierto que no hay nada relacionado con hacer deporte o peor, empezar una dieta. Una tiene 30 tacos y ya no todo luce genial, pero vamos a fingir que no es así.

1)   No lavarme los dientes cuando ya estoy vestida, maquillada y hasta llevo el abrigo puesto.
Mala costumbre total, en lugar de lavarme los dientes en pijama, siempre lo hago cuando voy de punta en blanco.
Efectivamente: acabo con una mancha del susodicho color que sólo se va en la lavadora.
¿Alquien ha conseguido nunca sacar una mancha de pasta de dientes sólo con agua? Yo no.


2)      Dejar de asaltar taxis.  

          Sólo coger en casos extremos:
a.       Dolor de zapatos nuevos nivel DEFCON 2.
b.      Viento y sensación térmica de invierno sueco x 3.
c.       Ir muy, muy, muy tarde. Aunque el metro es siempre más rápido.
d.      Cuando llevo mi falda llamada “Pato”. 



3)   No quedarme NUNCA MAIS sin papel higiénico.
SUCCESS: ayer compré 48 rollos con un 20% de descuento.


4)   Comprar flores que duren más que un novio de Taylor Swift.

 
Aunque cuesten $15.

These beauties are 3 days old…










5)   Vender la ropa que casi no uso/pongo/ya no me gusta.
Jajajaja. Sure.


6)  Ahorrar para una Canon EOS.
Y demostrarme a mí misma y, al mundo que soy capaz de tener más que 100€ en la cuenta

7)   Hacerme paseadora de perros profesional (y no robar ningún perro).
Tengo la base de clientes en el edificio; la oficina delante de casa; el estudio de precios hecho… Adiós a la ropa negra limpia –but who cares?



8)   Llevar las gafas limpias –o razonablemente, limpias.

9)  No recoger muebles malolientes de la calle. 


    
     FAIL: lámpara ayer mismo.  













10) No mirar mal a la gente que bebe Freixenet; compra vino australiano o coge la copa mal mientras calienta el caldo...
Ni loca me caso yo con este tipo "calentador de champagne".
Live and let life… (Ser snob refinada es muy duro; sometimes.)