Después de hablar durante más de dos horas con
Rodri, me ha entrado morriña. Mucha y de la mala, malísima.
Echo de menos el verano genial que pasé con él,
echándole broncas y siendo regañada. Dejándome las llaves del piso dentro y comiendo
helados por Chueca.
Y es que mola ser newyorkina. Vaya, es lo más. Pero
Madrid... Me tiene el corazón robado -por mucho que no lo quiera.
Mi barrio favorito, a grandes
rasgos. es Chamberí, y en particular, la Plaza del mismo nombre. Aunque también me
encantaba ir a Olavide cuando no había nadie; pasear por Eduardo Dato con
taconazos camino al Tomate e ir a escuchar jazz un día cualquiera en la Sala
Clamores en compañía de JC.
En verano mi
refugio espiritual era el jardín del Museo Sorolla. (Y una alegría
para mi maltrecha circulación sanguínea.)
Un planazo de media tarde hasta el
anochecer, era ver caer el sol junto al Templo de Deboh con Álvaro y Violeta,
mientras sorbía chocolate caliente con nata de Starbucks.
Comer bien era bastante anecdótico, aunque siempre caía una
tapa de queso como bien pedía Dani-san. Con quien practicaba japonés (o teatro. No lo sé bien) en el Café Comercial, para después volver a casa andando por Fuencarral alto. Aunque cerca teníamos La Musa, que sirve buenos pinchos de jabalí.
Mi sitio para sorprender turistas era el Mercado
de San Andrés.
Y mi pequeño
secreto, el restaurante Según Emma.
En Madrid casi siempre usaba el bus. Con especial
fervor montaba en el que hacía el trayecto hasta Diego de León bajando por Martínez
Campos, camino a la biblioteca para estudiar junto a Isma. O para ir al mejor
museo de Madrid, el Thyssen, en un día de primavera. Para al salir, ir a tomar café en
el Ateneo de Madrid en unos de los pisos de arriba.
La Realidad era mi
confesionario cool (siempre con Rolle) y el Geographic mi bar de
quedar bien con gente seria. Tambié por Malasaña iba de pubs quitapenas. el mejor, el MaderFucker, que
mejoraba aún más mi humor si antes había cenado en el A
dos velas (que se encuentra justo delante).
De copas caras sólo iba con Rodri -y con
Borjita, en noches memorables. Íbamos desde al Villamagna, al Hotel de las Letras,
pasando por el Del Diego. Aunque mi nuevo favorito lo dirige Javier de
las Muelas en el Meliá de Plaza Colón. Eso son sofás, y el resto, ¡tonterías!
Y mi hogar en Madrid, aunque fue en Quevedo durante un largo
tiempo, era el piso de Carmen en Príncipe Pío.
Echo de menos mi Madrid de verano intenso, de
despedidas dramáticas en el metro con Paula, de ir de paquete feliz en la moto
de Pablo.
Good job! keep it up. How can I be your blogger friend for updates?
ResponderEliminarBest regards,
Israel Perez
Isra,
ResponderEliminarHola! Al final del blog, al footer, hi ha una barra que pisa "More lady Tramp" i allào pots posar d rebre les noves publicacions.
una abraçada!