Sé antes de
acabar el post que este va a ser desordenado. Un cúmulo de ideas, experiencias,
anécdotas sin ton ni son, y desgraciadamente en tono positivo (que ya se sabe, no saca lo mejor de mí).
Hoy he
empezado el día acordándome que ayer tiré una caja a la basura donde tenía una
pieza de bisutería. Después en un movimiento gracial muy Pi, me he tirado el té
con leche encima, para después al levantarme conseguir también tirar el PC al
suelo.
Pero al
tiempo que todo son desgracias, hoy he ido en el metro junto a un chico
mejicano que transportaba unos 100 globos de colores hinchados en forma de
perro. Y he visto como transportaban una jirafa en un camión por 14st...
En Nueva York
cada día ves algo fuera de lo común; conoces a alguien excepcional; o vives
alguna experiencia surreal.
Esto me
recuerda a una afirmación constante en boca de un amigo polemista: "En
Barcelona ya nunca pasa nada."
Voy a tenerle que dar la razón. No
recuerdo salir de mi casa en el Eixample y pensar que podía contemplar algo inusual,
bonito o feo. Todo era, siempre, normal.
En cambio
aquí, me enamoro a diario de Central Park. De sus cambiantes árboles, de las tonalidades de sus lagos y de los millones de niños y perros que lo pueblan. Así como de los
piropos educados que me echan los señores mayores en dominicano pensando que soy gringa (grupo
al que pertenezco de primeras) y de los looks de la señoras que pasean
de mañana por Madison Avenue.
En Nueva York
puedes empezar el día saludando al vecino y que este se ofrezca a bajarte la
basura "Because you look so pretty, i don't want you to ruin your
outfit." (Para a las dos horas tirarme yo misma el té encima). Para a
continuación comer en Washington Square rodeado de hippies auténticos de los 70
mientras The Sartorialist hace foto (a la chica de tu lado). Y puedes
acabarlo en una fiesta en una tele china anti-gubernamental, hablando con
pintores más bizcos que Trueba admiradores de Zuloaga (y de nuevo, tirarme una
cerveza encima yo misma).
En esta
ciudad ves desde dos usuarios de silla de ruedas compartiendo energía cinética, ancianitas que se hacen amigas en Burger King, o a una de las
hermanas Olsen (demacrada no, lo siguiente) cenando a tu lado en
un sitio barato de burritos en Williamsburg.
Aún no he
vivido "Noviembre en Nueva York", pero estoy casi segura que mejor
que esta primavera no será.
Hi estic d'acord! Però potser a nosaltres ja no ens passa res a Barcelona, igual que a un Newyorker tampoc li passa res a New York ... Never get used to anything, it's funnier! ;-)
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